Fue una tarde de despedidas. Jesulín de Ubrique toreó su última corrida en la Maestranza de Sevilla, el lunes de farolillos dijo adiós a la afición de Sevilla y no pudo hacerlo con un triunfo como hubiera deseado. El torero estrenó un traje azul pavo y oro y venía dispuesto a despedirse de los aficionados entre los que se encontraban Miguel Baéz Litri.
Sólo un hombre como Don Alvaro Domecq y Díez, podía reunir a todos los toreros, los de ayer y los de hoy, los que están en la cumbre y los que luchan por conseguirlo. Don Alvaro era un hombre querido y respetado por todo el mundo taurino y quedó demostrado el pasado día 7 , jueves en la Catedral de Jerez. A las once de la mañana tuvo lugar una misa antes de ser trasladado al cementerio jerezano. Antes su familia había asistido a otra celebrada en la intimidad de la capilla familiar de la finca Los Alburejos.
Don Alvaro había enviudado de su esposa y madre de sus dos hijos, Alvaro casado con Maribel y Fabiola, casada con Luis Fernando Domecq Ybarra.Tenía seis nietos, Fabiola, Luis, Isabel,Antonio,Rocío y reyes y 17 bisnietos, Isaac, Fabiola,Juan, Luis, Pedro,Paula, Alvaro, Espernza, pablo, Nicolás, Fernando, Isabel, Antonio, Macarena, Andrés, Patricia y Rocío.