El estado actual de su monolito a un lado de la fachada del Faro de Chipiona se parece más bien al de una mala lápida mortuoria que el de un homenaje a su persona. Se trata de la figura del olvidado ingeniero y Subsecretario del Ministerio de Obras públicas Francisco Javier Marquina Borra, a la sazón Hijo Adoptivo de Chipiona desde 1946, precisamente días antes de su extraña muerte. Este monolito olvidado entre la indiferencia del Ayuntamiento y de la Autoridad Portuaria, ha tenido varias ubicaciones dentro de la actual Plaza de las Américas y en su día tuvo carácter de glorieta bajo la denominación de Glorieta de Francisco Javier Marquina. Por razones que se desconocen, tras varios traslados alrededor del Faro ahora aparece cual lápida mortuoria con inscripción ilegible. Para las nuevas generaciones, entre las que se encuentran personalidades dentro de la cúpula del poder, Francisco Javier Marquina es un absoluto desconocido pero este personaje es Hijo Adoptivo de Chipiona desde 1946.