¡VÁYASE, SEÑOR RAJOY!
Estamos bajo el imperio del espíritu de la contradicción, gobernados por la mayor y más desvergonzada estafa electoral que conoce nuestra más reciente democracia, que ya se baña en auténticos tintes de absolutismo, con la división de poderes hecha añicos. Rajoy, pese a su reiterado rechazo en un pasado a las medidas que acaba de anunciar, subirá el IVA hasta el 21%, reducirá el sueldo de los funcionarios (a los que les quita la paga extra de Navidad) y las prestaciones del paro. Hay más, pero para eso están los informativos completos, hasta que te salgan los del fútbol, y los periódicos con todos sus renglones. Yo voy a pie, como todos, y ya tengo bastante. Es, en resumen, otra revirá del paso que está haciendo la carrera oficial como le sale de los cojones los cojones de la Comunidad, claro, con un Rajoy que se baja los pantalones sin humanizar los plazos del sacrificio, sin tener en cuenta la real situación drástica de los españoles, sin mirarles el cuello enrojecido por sus manos insensatas que se lo aprietan. Ese Rajoy que ya se reconoce él solito como un incumplidor de promesas básicas y decisivas para que fuera votado. Ese Rajoy que ha anunciado esta mañana una rectificación completa de su política económica sin que se le mueva un pelo. Un hombre frío para un país caliente. Un chorro de alcohol sin miramientos para la carne viva de una nación doliente. Un español de imperturbable flema inglesa. Un gallego jugando a ser Churchill. Una losa de gélido mármol para enterrarnos vivos.
