Opinión
SOLEDADES
A estas alturas de mi propia película, de mi vida, estoy seguro de no ser un pesimista. He salido y sigo saliendo de muchas. No sé lo que es un sillón para sentarme a llorar más de cuatro minutos. Las depresiones apenas me han pisado los talones, porque mis esperanzas fueron siempre más rápidas que ellas. Pero soy un optimista rodeado de realidad. Por eso sé que este mundo recortado económicamente está, sin embargo, sumando cada vez más soledades. Hay una grave crisis, además de la puramente económica, de compañía y, cómo no, de parejas. Es una espeluznante crisis del amor.
