Antonio Rendón. Con profundas raíces históricas en el barrio de Triana, la Hermandad del Carmen de Santa Ana fue fundada a comienzos del siglo XVII en el antiguo Convento de Carmelitas Descalzos de Los Remedios. A las puertas del convento se erguía una cruz del siglo XVI, en torno a la cual la hermandad realizaba sus primeras procesiones, símbolo del fervor inicial que marcaría su devenir.

Tras la exclaustración de 1835, la imagen de la Virgen fue trasladada a la Real Parroquia de Señora Santa Ana, donde ha recibido culto ininterrumpido desde entonces. En 1971, con motivo de las obras de reforma del templo, la venerada imagen fue reubicada en la Capilla de las Ánimas, situada al pie de la nave de la Epístola.

De 1957 datan las últimas reglas conocidas antes del proceso de reorganización, las cuales recogían tanto la tradicional salida procesional por el río Guadalquivir como los cultos en honor a Santa Teresa de Jesús y a las Ánimas Benditas, en memoria de los hermanos difuntos. En 2014, la hermandad protagonizó una salida extraordinaria por las calles de Triana, y en 2016 inició un proceso de reorganización que culminó con su aprobación en 2018. Desde entonces, su procesión anual se ha consolidado como una cita imprescindible en el verano sevillano.

Este año, la procesión volvió a partir desde su sede canónica, la parroquia de Santa Ana, con la participación entusiasta del barrio, que una vez más se volcó con su Virgen del Carmen. La imagen, de autor anónimo pero atribuida al escultor utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón, es una de las tallas letíficas más queridas del arrabal trianero.

El hermano mayor, Javier Socarro de la Cuadra, encabezó el cortejo acompañado por un equipo de colaboradores, entre los que destacan el vestidor de la Virgen, Guillermo Lasso García, el prioste primero y el diputado mayor de gobierno, Tomás Prieto Martín.

La cruz de guía abría el cortejo, seguida por representaciones de distintas hermandades con sus estandartes y varas, junto a un grupo de la Asociación de Veteranos de Infantería de Marina (AVETAM). También participaron miembros de la Infantería de Marina y de la Armada Española, así como numerosos hermanos mayores y representantes de hermandades penitenciales y de gloria, especialmente aquellas con advocación carmelita en Sevilla. El cuerpo de acólitos y monaguillos precedía al paso de la Virgen, envuelto en nubes de incienso y el murmullo de las oraciones.

El paso, dirigido con maestría por el capataz Manuel Sorrentino Márquez y su equipo de auxiliares, recorrió las calles de Triana al son de la Banda de Música de la Virgen de la Victoria de "Las Cigarreras", bajo la batuta de José Manuel Toscano Pérez, que aportó un acompañamiento musical de gran solemnidad y brillantez.

La procesión, que se inició a las 20:00 horas, transitó por las calles Pureza, Colegio Cristo Rey, Betis, Plaza del Altozano, Antillanos Campos, Alfarería, San Jacinto y Flota, donde se vivió un emotivo momento ante la residencia de ancianos. Posteriormente, regresó por Pureza, haciendo parada en la Capilla de los Marineros, para culminar en torno a la medianoche con la entrada en el templo.

La procesión de la Virgen del Carmen de Santa Ana se reafirma así como uno de los actos carmelitas más relevantes del mes de julio en Sevilla, uniendo devoción, historia y tradición en uno de los barrios con más identidad y arraigo de la ciudad.

Foto Antonio Rendón Dominguez

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