
Es frecuente encontrar árboles en la vía pública que son agredidos por los vehículos aparcados. El conductor no teme al árbol, es blando y no le daña el coche. Para, cuando oye el golpe. Golpe a golpe el árbol se va inclinando. Los vehículos paran cuando la ruedas delanteras o traseras hacen tope con el acerado o bordillo. Hay que tener en cuenta que el morro de un vehículo puede avanzar hasta 50 cm o más del bordillo, dependiendo del modelo de coche y esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de organizar el espacio urbano, combinando plazas de aparcamiento y arbolado. Foto calle Monsalves, Sevilla.

