José Ortega Cano había prometido ir a rezar ante la tumba de Rocío antes de su reaparición y cumplió . La víspera de su vuelta a los ruedos, 48 horas antes viajó hasta Chipiona para rezar ante la tumba de su esposa, ver a la Virgen de Regla y entregar unas entradas a unos amigos.

José estuvo sereno, tranquilo, muy seguro de sí y de su preparación, porque aseguró, “siento como ella me protege desde el cielo”. La tarde no acompañó en climatología y el ganado tampoco, pero el torero cortó una oreja en su reaparición y demostró que está en forma. Toreará unas treinta o treinta y cinco corridas y aseguró que “volver a torear ha encendido una luz en mi vida”.

Después ofreció una rueda de prensa para todos los medios:

"Estoy muy contento con mi actuación de hoy. Aunque al principio no había salido satisfecho, lo he pensado mejor y pienso que soy un torero recuperado. Mi primer toro ha tenido complicaciones, y yo he estado ahí. Ya con mi segundo me he sentido más a gusto y mejor".

El diestro cartagenero ha expresado sentirse realizado después de volver a los ruedos: "He vuelto a ver la luz gracias al toro y después de todo lo que ha pasado estoy viendo la vida a través del toro".

José vistió traje negro pero no quería que este pequeño detalle se convirtiera en algo llamativo:

  • “Yo no quería hoy vestirme de luces, por eso escogí el traje azabache y negro, pero no me gustaría que este gesto personal fuera magnificado. Seguiré toreando con otros colores”

¿Qué ha sido lo mejor de la tarde?

  • “La respuesta del público, el cariño,sólo puedo estar agradecido”