FOTO: DIONISIO GONZÁLEZ
Hasta el Muro de los Navarros 66, donde se ubica la joven y prestigiosa galería de Arte DI GALLERY, ha traído DIONISIO GONZÁLEZ la “NUBE DE PAPEL” -como reza el título de su nueva exposición hasta el 15 de noviembre y aunque no todas sean de papel- y ya puestos las ha acompañado de “La Retórica de los Misólogos” como indica el post-título.
Las nubes de DIONISIO y escribiendo en ese lenguaje que utiliza uniendo lo visual con lo inmaterial apoyado en teorías filosóficas, físicas, patafísicas, fisiológicas, fisionómicas, fenomenológicas, fundamentalistas en el sentido argumental, y en general todo lo que comience o contenga la letra “F” o que tenga la apariencia de algo que puede que exista o no, es que parece seguir las maravillosas ideas de PANGLOSS, y como tal efectos sin causa, afirmación de una doble, triple o múltiple negación: la dela imagen, la del título, lo que él dice que quiere decir y lo que interpretamos, … si es que esto no es al revés y los espectadores no nos hayamos transformados momentáneamente en el Sumo Archipámpano rey UBÚ, analizado bajo la óptica de un telescopio astronómico.
Sus nubes significan la congelación del instante mismo en el que se producía la evaporación, reproducidas en el interior de cámaras herméticas en su Gabinete Experimental de Ensayos con los positrones electromagnéticos de su estudio. Esto per sé haría que no fuesen reales y que desde los primeros momentos empecemos a cuestionarnos si lo que vemos no son sino juegos ópticos y mentales que nos propone.
La anterior muestra, todavía visitable en el “Espacio Escénico Artillería” (¡vaya tres nombres cuando se trata de DIONISIO!), llevaba un antetítulo inocente, acéptico, apenas (in)trascendente: “Arte, Naturaleza y Tecnología”, pero lo mejor estaba en el subtítulo: “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad. Arqueología del pie izquierdo”, frase no muy alejada de los conceptos que nos quiere inocular de nuevo ahora en que las nubes y la “cacharrería ornamental” (veánse artilugios edificatorios de verosimilitud ignota), adquieren su protagonismo.
Con DIONISIO ya lo he dicho otras veces, nunca se sabe si lo representado tiene relación con la realidad, las hipótesis, las arrealidades, irrealidades y ficciones, las múltiples variaciones de la verosimilitud y de la veracidad. Delimitar esas líneas divisorias, es situarse al otro lado de la obra, vivir dentro de ella fosilizados.
Cada exposición de DIONISIO GONZÁLEZ no es tanto una parte de su mundo interior tan rico e intenso desde el punto de vista del pensamiento y de la acción, sino una parte de las estructuras metamórficas fluctuantes y evanescentes –como las nubes- que conforman todo aquello que de alguna manera se pudiera percibir al margen de los sentidos.
Las telas, las pantallas de plasma (no sanguíneo), los papeles, cualquier procedimiento tecnológico que le sirva para especulaciones ectópicas, no será lo que vemos, ni siquiera lo que imaginemos, pensemos o traslademos al lenguaje, porque ese lenguaje sólo se desenvuelve en su obra: “resolución óntica”, “inconsútil”, “estructura de disipación translumbrada”, “arquitectura convectiva”, “objeto tautológico”, “merología”, “construccionalismo”, “arquitectura de la elusión” (yo diría de la ilusión),…son palabras extraídas de la Hoja de sala, esta vez firmada por él y no por JUAN CRUZ o por ROCÍO MÁRQUEZ, los directores de este Centro Mutable de Creación que celebra el Arte y a los artistas en cada acto que organizan, entre los últimos, la Mesa Redonda que contó con LORENA CODES y BORJA COBALEDA además de autor y galerista, como actividad paralela a la Expo “Otra Taxonomía de las Nubes”, del mismo DIONISIO.
Continuaremos más adelante con este autor tan raro para los que todavía usamos bombillas de tungsteno, pantallas a pedales, carretas de mulxs, y nos quedamos en la tecnología artística del pleistoceno.
TERESA LAFITA